Uno de
los momentos más emocionantes de la Cumbre de la Tierra de Naciones Unidas, en
1992, fue el discurso de Severn Suzuki. Esta niña canadiense de 14 años llegó
al corazón de los asistentes por su llamamiento para que se comprometieran a
evitar la destrucción del planeta no como políticos o empresarios, sino como
padres e hijos, por un futuro para las generaciones presentes y venideras.
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